viernes, 21 de septiembre de 2012

DIGNIDAD




FACULTAD DE DERECHO:  CLASE MAGISTRAL.


Una  mañana cuando nuestro nuevo profesor de "Introducción al Derecho" entró en la clase lo primero que hizo fue preguntarle el nombre a un alumno que estaba sentado en la primera fila:

- ¿Cómo te llamas?

Me llamo Juan, señor.

¡Vete de mi clase y no quiero que vuelvas nunca más! - gritó el desagradable profesor.   Juan estaba desconcertado.  Cuando reaccionó se levantó torpemente, recogió sus cosas y salió de la clase.   Todos estábamos asustados e indignados pero nadie dijo nada.

Está bien. ¡Ahora sí! ¿Para qué sirven las leyes?... Seguíamos asustados pero poco a poco comenzamos a responder a su pregunta: "Para que haya un orden en nuestra sociedad"   "¡No!" contestaba el profesor   "Para cumplirlas" "¡No!"   "Para que la gente mala pague por sus actos" "¡¡No!!   ¿Pero es que nadie sabrá responder esta pregunta?!"...  "Para que haya justicia", dijo tímidamente una chica.   "¡Por fin!  Eso es... para que haya justicia.   Y ahora ¿para qué sirve la justicia?"

Todos empezábamos a estar molestos por esa actitud tan grosera.  Sin embargo, seguíamos respondiendo:  "Para salvaguardar los derechos humanos" "Bien, ¿qué más?", decía el profesor. "Para discriminar lo que está bien de lo que está mal"... Seguir... "Para premiar a quien hace el bien."

Ok, no está mal pero... respondan  a esta pregunta  ¿actué correctamente al expulsar de la clase a Juan?.... Todos nos quedamos callados, nadie respondía.   - Quiero una respuesta decidida y unánime.

¡¡No!!- dijimos todos a la vez.

¿Podría decirse que cometí una injusticia?

¡Sí!

¿Por qué nadie hizo nada al respecto?  ¿Para qué queremos leyes y reglas si no disponemos de la valentía para llevarlas a la práctica?  Cada uno de ustedes tiene la obligación de actuar cuando presencia una injusticia.  Todos.  ¡No vuelvan a quedarse callados nunca más!   Vete a buscar a Juan-  dijo mirándome fijamente.

Aquel día recibí la lección más práctica de mi clase de Derecho.

Cuando no defendemos nuestros derechos perdemos la dignidad y la dignidad no se negocia.








4 comentarios:

  1. El problema reside en la educación, nos educaron para defendernos, no para defender al otro, nos educaron para perseguir nuestro bien y no para buscar el bien común, nos educaron para que evitemos los males y no para advertir a los demás que las hay para que las puedan evitar, nos educaron en la competencia, nos enseñaron que el mejor es aquel que llega lo más alto posible, es aquel que descubre nuevos horizontes, aquel que en definitiva pisa todo y a todos para conseguir su objetivo, nos desnudaron de nuestra dignidad, nos etiquetaron, encuadraron y nos escuchar ordenes y prepararon para cumplir funciones, no quiero ser pesimista, pero creo que una clase magistral no será una solución, necesitamos un periodo intensivo e inmediato de practica

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  2. Excelente comentario, Saadia. Tienes toda la razón. No basta con clases magistrales. Necesitamos un reciclaje permanente en el que la individualidad sea un punto de partida y nunca el objetivo. Desde "MI" vida me proyecto a los demás para que sea "NUESTRA VIDA" el objetivo a conseguir. Malos tiempos para esto. Pero si no confiamos en algo acabarán con nosotros. La dignidad es nuestra; que no nos la quiten. Y si lo han hecho se trata de recuperarla.
    Gracias por estar siempre aquí

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  3. Es lo mejor que he leído en las últimas semanas.

    Saludos

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  4. Lo que tú dices, una clase magistral, gracias por compartirla Jaime.

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