
A menudo el humor que usamos los latinos es mordaz. Prueba de ello es la profecía del que acompaña a mis palabras. Fijaos en el calendario de la pared. 2029 está a la vuelta de la esquina. En la vida real el niño al que el abuelo le llena la cabeza de fantasías está a punto de nacer y tendremos que contarle que hubo un tiempo en el que en nuestra sociedad prevalecían los derechos del ciudadano.
Este niño está llegando pero hay millones de niños y jóvenes que ya están aquí y se han visto sorprendidos por la brutalidad del cambio que se está produciendo en nuestras vidas sin que se les haya dado la posibilidad de decir que piensan. Están condenados a ser una generación perdida. La única en la historia que vivirá peor que lo hicieron sus padres. Por mucho que se empeñe el poder en culparles, acusándoles de que han vivido por encima de sus posibilidades, la juventud no entenderá cómo ha podido suceder algo así. Muchos de ellos ya llevan un tiempo considerable educados en el bienestar y en los derechos y libertades en los que se sostenía su calidad de vida.

Podría seguir. Hay muchas cosas más que nos llenan de congoja. Pero creo que no hace falta que sea yo quien las recuerde aquí. Todos las llevamos clavadas en nuestra rabia.
NOS ESTÁN ROBANDO LA DEMOCRACIA. ¿VAMOS A DEJAR QUE SIGAN?
SALGAMOS A LA CALLE
DESOBEDIENCIA CIVIL
PARALIZAR EL PAÍS ES EL ÚNICO CAMINO.