
No sé si vosotros les conocéis. Yo no. Pero seguro que todos sabemos quienes son. Forman parte del todo que nuestro gobierno va mutilando a golpes de decreto. Esta es la breve historia de una larga vida cargada de experiencia, de ilusiones, de sacrificios, de esfuerzo permanente por tal de conseguir que el mañana fuera mejor para nosotros. Ahora todo lo que ellos le ganaron a la vida se desvanece ante sus ojos. La carcoma de la injusticia devora el mueble de su ancianidad sin tener en cuenta que les debemos lo que hasta hace bien poco nos permitía mirar hacia adelante. Y a pesar de todo siguen en pié, dándonos soporte. Algunos han llegado a convertirse en despensa de sus hijos. Ya son muchas las familias que se sostienen gracias a las piruetas económicas que hacen los abuelos.
Quiero ser como ellos. Recuperar su dignidad, devolverles lo que es suyo y cambiar las cosas para que el combate de mi vida obtenga como mínimo la misma recompensa que ellos alcanzaron. Lo que nuestros jubilados son debe de ser el punto de partida para la hoja de ruta que estamos obligados a emprender si no queremos que ellos pierdan lo poco que tienen y nosotros y nuestros hijos no tengamos derecho a aspirar a una vejez digna y sin sobresaltos.

Cada día os contaré algo de la vejez de Juana y Juan..Así podríamos llamarles. Así les llamaré.
Me gustaría que aportarais vuestro pensamiento, que contribuyerais al guión de este relato que pretende ser, más que una válvula de escape para la ira que sentimos, una convocatoria, una llamada a filas para convertirnos en un ejército de actitudes dispuestas a pelear por sus derechos. Es hora de hacer algo. Juana y Juan se lo merecen. Nosotros lo necesitamos.
Hasta mañana.
18-07-12
Juan se jubiló en noviembre de 2006 después de haber contribuido al enriquecimiento de 3 empresas en casi medio siglo de trabajo. Durante meses se sintió preso en un inmenso vacío. Tenía la sensación de que molestaba a Juana si permanecía en casa, especialmente por las mañanas, y no era capaz de encontrar el equilibrio entre una repentina inactividad y todo un día por delante sin una disciplina que le marcara objetivos. Lo intentó en el Hogar del Jubilado, en una decena de bancos de media docena de parques y rebuscando en la memoria su propia biografía cuando optaba por ir andando hasta la escuela para ver a sus dos nietos. Le costó, le costó mucho adaptarse a ser improductivo. Y cuando el desasosiego le mortificaba en demasía se calmaba pensando que no podía quejarse. La pensión no era gran cosa pero, afortunadamente, el piso estaba pagado, gozaba de buena salud y había asegurado sus ahorros siguiendo los consejos de Anselmo, el interventor de su caja de Ahorros, que le había colocado el dinero en no sabía que tipo de fondo o acción, que según Anselmo daba un alto interés y estaba garantizado. Incluso le gustaba que su dinero estuviera en el mismo sitio donde actuaban grandes empresarios. Sería por ese motivo que se llamaban "preferentes". Juan había sido educado en el ahorro y la previsión del imprevisto. Tener casi 50.000 euros bien colocados le aseguraba poder hacer frente a cualquier contingencia en el futuro.
También le confortaba que Mario, su hijo mayor, tuviera un buen trabajo como encargado de taller. Le gustaba presumir de tener un descendiente que a los 38 años ya fuera el hombre de confianza del dueño de la empresa, hubiera podido comprar un piso con garaje y trastero y pasar las vacaciones en Marina d'Or alquilando un apartamento con piscina. Le encantaba ver como sus dos nietos chapoteaban en el agua cuando su nuera le enseñaba las fotos a final de verano.
De María, su hija, hablaba menos. Enfermera, soltera, apasionada por viajar...A criterio de Juan todavía tenía que sentar cabeza. O como mínimo plantearse comprar un piso y dejar de tirar dinero a un pozo sin fondo pagando un alquiler. Hablaba poco de ella pero la adoraba. Solo que le costaba reconocer en su hija la independencia que él y su mujer nunca habían tenido. Posiblemente porqué en su época desde la escuela se saltaba al mundo laboral sin más. A los 14 años ya estaba removiendo bidones en un almacén de aceites. A los 20 Franco se lo llevó a Melilla y en 1962, cuando obtuvo la licencia del ejército Juana le dejó meter la mano por debajo de la falda por primera vez. Habían pasado tres años y ya era tiempo de convertirse en novios formales.
En su almacén le ascendieron a oficial de segunda. Los padres de la novia le dejaron subir a casa para conocerlo. Los padres de Juan pagaron el convite, los de Juana la ropa y algún mueble. Era un piso de alquiler, pequeño pero perfecto para dos jilgueros que iban a emprender su primer vuelo. Era un semisótano con dos ventanas. Una en el salón y otra en el baño. Se acostumbraron a ver los pies de la gente que pasaba por la calle. Todavía ahora, Juan no ha perdido la costumbre de mirar a los pies cuando alguien le saluda o se le acerca.
Hasta mañana
19-07-12
Le sorprendió mucho que su hijo le llamara, a las 4 de la tarde de un día hábil, para ver si se encontraba en casa con la intención de visitarles.
-¿Pasa algo, Mario?-
-Cuando llegue os cuento, papá- Juán reaccionó preguntando de nuevo y con insistencia. -
¡Mario!..no nos tengas en ascuas...¿qué pasa, hijo?- Al insistir elevó el tono de voz y Juana -que estaba casi durmiendo "Amar en tiempos revueltos" fué presa de la inquietud que la invadió al notar la alteración de su marido. -
¿Que le pasa? ¿Es Mario, verdad?- Dijo esto mientras se levantaba aletargada del sofá para acercarse al teléfono; cuando llegó Juan acababa de colgar.
Su marido la calmó con una mirada y un gesto. Regresaron juntos al sofá y se sentaron preguntándose qué le podía suceder a su hijo. Cuando ella apuntó la posibilidad de que Mario tuviera un problema con Natalia, Juan no respondío. Se encogió de hombros y subió el volúmen del televisor. Prefería no hablar hasta que su hijo les contara lo que fuera.
Aquel treinta y uno de mayo de 2011 iba a cambiar los horizontes de vida de Juan, Juana y su familia.
Hay situaciones desagradables en la vida que nos son conocidas pero que siempre contemplamos como ajenas. Nos parece que, a nosotros, nunca nos pueden alcanzar. Pero llegan, nos sorprenden y acaban con nosotros.
HOY ES UN DÍA IMPORTANTE PARA NUESTRO PAÍS. PERMITIDME QUE SEA BREVE.
Hasta mañana
21-07-12
A partir de hoy esta historia continúa mediante nuevas entradas en el blog. De este modo no tendréis que ir tirando del ratón hacia abajo para poder seguir con su lectura. La entrada de hoy:
LA CRISIS IRRUMPE EN LA VIDA DE JUAN