ANGELINA

 

 

 

A medida que los años nos devoran la memoria se convierte en el archivo más preciado. Nos permite asociar lo que sucede hoy con sus orígenes. Algunos osados lo llaman experiencia. Puede que lo sea.

 

 

 Desde mi punto de vista la memoria es un argumento que nos permite razonar las situaciones. Especialmente ahora, en estos tiempos de confusión social. Infinidad de las secuencias provocadas por la crisis no me parecen nada nuevas. Una a una puedo superponerlas a otras idénticas que forman parte del pasado.

 

Hace mucho tiempo que sostengo que lo que vivimos no es una crisis. Estoy convencido de que nos enfrentamos a un cambio en la forma de vivir. Incluso me atrevo a más. El cambio es un retorno al pasado que no forma parte de ningún ciclo. Quien provoca esa traslación de la sociedad del bienestar a la sociedad de la supervivencia dispone de todos los mecanismos para empujarnos hacia allí amparándose en el sistema establecido.

 

 

Contar algo así usando datos meramente cronológicos se me hace tedioso. En cambio darle cuerpo a través de una historia que llevo clavada en mi biografía me parece algo hermoso.  Revelar un secreto no tiene importancia desde el mismo momento en que se decide que deje de serlo.

 

En mi otro blog http://soyteleoperadorblogspot.com.es estoy publicando un relato ("Memorandum de nada") que pretende dar a conocer detalles de la vida de una plataforma telefónica. En su prólogo expongo las causas.

Confieso que no esperaba una respuesta como la que ha recibido. Algo que pretendía lanzar en entregas periódicas con un intervalo de tiempo razonable se ha convertido en una deliciosa obligación que me impone no menos de quince páginas semanales. Lo tenía más o menos esquematizado; pero no tanto. Lanzo esas páginas al aire sin exprimir contenidos, filtrar errores, medir la lírica, corregir el estilo. No pretendo ser perfecto pero si crítico con lo que hago. Algunas de esas páginas son malas, están de más o precisan de algo que no contienen. La prisa nunca es buena a la hora de contar.

 

 

Ha sido esa respuesta, esas casi seis mil visitas en un mes, la que me ha hecho pensar en otras cosas.

Saber que tantísimas personas de tantísimos lugares y países se han fidelizado a "Memorandum de nada", no solo da alas a mi vanidad sino que me invita a seguir utilizando este medio para trasnportaros algo más antiguo, más trabajado, más íntimo.

 

Retomo las primeras líneas de este largo comentario. Hace más de veinte años que tengo la maqueta de un proyecto literario. La tengo yo y duerme en alguna editorial a la espera de que tome el cuerpo necesario para evaluar su publicación. Solo falta lo que en términos literarios se llama "el manuscrito".

 

Pues bien. Me apetece desarrollar ese manuscrito y volcarlo periódicamente. En este momento de cambios sociales creo que convierte en sólida mi creencia de que estamos reviviendo la historia.

"Angelina" era mi madre. Y es ella quién cuenta lo que pasó en España a partir del día que ella vino al mundo un 17 de agosto de 1926.  Falleció en 2008. Su despedida bloqueó mis resortes hasta el punto de que abandoné la idea de seguir con el proyecto.

 

Sin embargo, ahora, estimulado por la aceptación de "Memorandum de nada" -a pesar de su sencillez- quiero retomarla partiendo de algunos cambios. La tercera persona desaparece para que sea ella misma quien nos cuente y seamos nosotros los que comprobemos que todo lo que estamos viviendo ahora y lo que nos queda por vivir no tiene nada de nuevo.

 

No sé si es esto lo que debo hacer. Pero si sé que quiero hacerlo. Os aviso cuando me atreva.